Huesos ante las cámaras

     “Una vez hubo tres chicas que alcanzaron la Luna pero se quemaron con el Sol” (pág.241). Después de tantos años de lucha por la emancipación de las mujeres, nos encontramos con que las cosas siguen casi igual que cuando en 1999 Jordi Sierra I Fabra escribió Las chicas de alambre. 

    “Qué es el deseo? Piénsenlo. Rubens pintaba mujeres gordas y decía que en ese tiempo los hombres las querían carnosas. ¿Por qué hoy ha cambiado esto? ¿Por qué hoy muchas modelos parecen muñecas frágiles, a punto de romperse, y lo que potencian es su imagen lánguida, débil, triste y hasta ojerosa? ¿Por qué lo que podríamos llamar “el efecto Auschwitz”? Pues porque parte de su atractivo y reclamo es ese. Una mujer exuberante inspirará una clase de deseo. Pero una mujer muy delgada, casi evanescente, inspirará otro, y tan fuerte o más que el primero”. (pág. 95) 

    Jon Boix, un famoso periodista neoyorquino, decide reabrir el caso de Vania, una modelo desaparecida, una de las tres Chicas de alambre. Se adentra en la búsqueda de pistas que lo lleven al paradero de la chica, encontrando en el camino justificaciones de como era su vida, entendiendo el porqué de su huida al saber de todo lo que esas chicas habían sufrido. Drogas, secuestros, anorexia, bulimia... Suena tan aterrador como Jon nos cuenta que fue.

     Son los medios de comunicación los que han tomado el relevo en el estereotipo, en los últimos cien años, creando modelos de belleza no siempre acertados y en muchos casos nocivos para la salud y sociedad. Las revistas de la moda utilizan modelos femeninos y masculinos que rozan lo patológico y que en general crea la inseguridad personal y la frustración ante tu imagen. El verdadero problema es que esos estándares se han convertido en moldes a seguir para las adolescentes de las nuevas generaciones, lo que ha generado un aumento en los trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia. 

     No todas las épocas de las modelos fueron iguales, pese a que hoy en día estas siguen teniendo unos patrones muy marcados, hubo tiempos en los que las chicas demacradas eran las que inundaban las revistas. El libro nos argumenta como las modelos vivían bajo la moda de una extrema delgadez, provocando que muchas sufrieran anorexia o bulimia. Los cuerpos perfectos eran aquellos donde los huesos sobresalían en la piel, donde no había curvas si no esqueletos. “La delgadez extrema despierta compasión, ternura, cariño... vulnerabilidad, tanto como fuertes emociones que van desde la posesión hasta la enfermiza idea de la muerte, que, no lo duden, continúa siendo un poderosísimo reclamo social”. (pág. 96) Que la moda fomente la anorexia es una realidad indiscutible, las modelos extremadamente delgadas son lo habitual. Eso ocasiona muchos trastornos alimenticios en los adolescentes, simplemente por el hecho de que asociamos estar muy delgada con vernos bien. «Recuperarme de la anorexia fue más duro que dejar las drogas» (Entrevista a Carré Otis, modelo de los 90.) 

     Pero no todo era no comer o vomitar, el consumo de drogas tales como la heroína y la cocaína eran pan de cada día para ellas. Utilizaban este tipo de drogas para potenciar ya no su delgadez, sino su estilo y su estética. “Las grandes agencias han tolerado el uso de drogas en sus modelos para venderlas mejor”. (pág. 97) No me parece mal ni la delgadez ni que cada una esté conforme con su cuerpo, pero si me parece incorrecto la utilización de drogas para estar más delgadas, ya que están dañando su sangre, su salud..., todo para verse mejor estéticamente, frente a una pasarela o una fotografía. 

    “Las modelos superdelgadas incitaban a ser imitadas a cualquier precio, especialmente por las adolescentes”. (pág. 97) “Con diez y hasta con nueve años de edad, un 12% de las niñas ha iniciado ya algún tipo de dieta. Tres de cada cuatro jóvenes de entre catorce y veinticuatro años de edad han seguido algún régimen”. La sociedad está muy estereotipada desde siempre, pero somos nosotros los que debemos empezar el cambio. Es difícil para todos dejar de lado algo que nos impusieron desde el principio de nuestras vidas, pero llegó el momento de que todos juntos digamos basta. Que no nos importen las miradas de los demás, aprendamos a aceptarnos y amarnos tal y como somos, demostremos que lo de afuera es solo “el envase” y que todos los cuerpos son perfectos.




SIERRA I FABRA, Jordi (2019), Las chicas de alambre, Madrid; Santillana 

VIDAL DOMÍNGUEZ, Tania


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