La droga es algo doloroso, algo que te engancha y te hace sentir muerto por dentro, hace que te acostumbres poco a poco. Es como una cerilla que actúa hasta que la llama se apaga por completo. “Me sentía como un fantasma condenado a vagar eternamente arrastrando una cadena” (pág.6) “Lo hice para castigarme, pero también para provocar en mí alguna clase de dolor. Lo más dramático de todo fue que no sentí nada. Simplemente, estaba muerto por dentro y por fuera” (pág.30). Resulta inadmisible cómo las drogas roban infancias, destruyen familias y anulan historias aún por escribir. Los adolescentes empiezan consumiendo como si fuera un juego, sin pensar en lo que esto puede causar, ya sea por hacerse los guais delante de sus amigos, por estar en un entorno en el que no hay escapatoria, o para cerrar heridas, pensando que te van a hacer sentir menos vacío. Realmente esto no es así, las drogas significan dolor, sentirte muerto, solo… “El que tiene un porqué para vivir puede afrontar
Comentarios
Publicar un comentario