Un pozo sin fondo

    

La droga es algo doloroso, algo que te engancha y te hace sentir muerto por dentro, hace que te acostumbres poco a poco. Es como una cerilla que actúa hasta que la llama se apaga por completo. “Me sentía como un fantasma condenado a vagar eternamente arrastrando una cadena” (pág.6)

“Lo hice para castigarme, pero también para provocar en mí alguna clase de dolor. Lo más dramático de todo fue que no sentí nada. Simplemente, estaba muerto por dentro y por fuera” (pág.30). Resulta inadmisible cómo las drogas roban infancias, destruyen familias y anulan historias aún por escribir. Los adolescentes empiezan consumiendo como si fuera un juego, sin pensar en lo que esto puede causar, ya sea por hacerse los guais delante de sus amigos, por estar en un entorno en el que no hay escapatoria, o para cerrar heridas, pensando que te van a hacer sentir menos vacío. Realmente esto no es así, las drogas significan dolor, sentirte muerto, solo…

“El que tiene un porqué para vivir puede afrontar cualquier cómo” (pág.28). Una persona no puede salir por si sola de esa adicción. Con la consumición de estas te sientes como si estuvieras en un pozo negro con una tapa que desde dentro no eres capaz de abrir, y necesitas a esa persona que te abra la escapatoria, que le de un giro a tu vida, como Heaven a Víctor. Sentirse querido es la única luz que queda estable dentro de alguien, pero resulta ser una luz que con cada calada pierde su potencia, incluso a veces, aunque siga presente, se siente como si se haya vuelto a escuras. El miedo de perder por completo la bombilla de una persona, es a veces el único incentivo que se necesita para darte un parón, recapacitar y pedir ayuda para salir de ese mundo negro, tratar de volverlo gris para acabar por ser blanco. Necesitan ser queridos, pero también necesitan querer para vivir.

“Para dominar el mundo es necesario caminar primero por la senda interior” (pág.9). La vida es como un puzle que hasta que consigues encajar las piezas no construyes la felicidad, y para conseguirla tienes que quererte a ti mismo, valorarte, conocerte, hacerte feliz, ponerte a ti ante todo, como prioridad del mundo.

Una de las conclusiones más evidentes de esta historia es prevenir el camino de las drogas, porque una vez que las pruebas es muy difícil escapar, aunque suene muy tópico. Cada vez hay más tráfico y consumo y se debe frenar esta situación que provoca desgracias a diario. Otra reflexión es la de aprender a ayudar y a esperar por amor como es el caso de Heaven que no salió con Víctor hasta que éste aprendiese a amarla de verdad. Muchas veces hay que dejarse auxiliar por personas que, como la protagonista, son cielo en medio de un infierno.



CALDERÓN, Emilio (2000). Vértigo. Madrid: Editorial Anaya

Comentarios

Entradas populares de este blog

Huesos ante las cámaras