Amor prohibido
El amor nos nubla la vista,
siempre nos lo dicen los mayores mientras nosotros pasamos de ese tipo de
comentarios. Nos enamoramos y creemos en el amor ideal para toda la vida, sin
incluso darnos cuenta muchas veces del sufrimiento que eso nos implica. Porque
sí, el amor no siempre es bonito, no siempre se trata del cuento disney en el
que el príncipe nos coloca nuestro zapatito y todos somos felices. No, no es
así, todas las relaciones tienen sus altos y sus bajos, todas pasan por
montañas rusas sentimentales, siempre decimos que esto hace la relación más
fuerte, porque como nosotros mismos, aprendemos a base de errores, pero ¿qué pasa
cuando la montaña tiene una gran cuesta abajo que parece no acabar jamás?
La relación entre Hardin y Tessa es un buen ejemplo para
describirnos lo que es tóxico. Nos cuentan la perfecta historia del primer
amor, de los primeros momentos vividos juntos que ya nos hacen creer que
seguirán siendo compartidos al unísono por siempre, y nos enseña la importancia
del amor propio.
Cuando vivimos una
relación así tan siquiera somos conscientes de ello, pero no hace falta más que
darse cuenta de que lo malo gana a lo bueno, que la infelicidad aportada por
ambos es superior a la felicidad, que amas pero en una triste mentira, para
saber que realmente es así. Pero lo difícil es darse cuenta, tratamos de evadir
la realidad cuando de esta situación se trata, intentando agarrarnos a lo
mínimo que nos queda para seguir adelante con lo que creemos ser tan bonito,
sin darnos cuenta de lo que esto nos conlleva. Nos centramos tanto en querer,
en sentir, en amar...que nos olvidamos de hacerlo con nosotros mismo, de
valorarnos y de decir ``hasta aquí´´, porque tan solo pensamos que no debemos
decirlo si tenemos el pequeño sentimiento de que puede ir bien o porque el
sentirse sola y creer que la única persona que está ahí es él llega a hacernos
sobrepasar límites que siempre confiamos en no pisar, porque como dice Selena
en “The heart want what it wants”: apostaré las posibilidades en contra de todo.
Pero las bofetadas
están ahí, los lloros en vez de las risas cada vez son más constantes, por no
hablar de las continuas peleas que acaban convirtiéndose en el hielo que
paraliza a las mariposas. Ya no se trata tan solo de lo físico si no también de
lo mental, cuando sus comentarios como ``quítate eso, que vas provocando´´,
``eso te queda mal´´(p.122), ``nadie te quiere salvo yo´´, ``deberías valorarme
más porque nadie te cuidará como yo”, “no me gusta que salgas con tus amigos
Tessa”(p.257) y más comentarios y actitudes, o simplemente pensar en negativo,
preguntarse cosas como “¿Por qué sigo con esta gente que no para de reírse de
mí?”(p.63), “cada vez que yo y Hardin hablamos, acabo echa un mar de lágrimas”(p.349),
ocasionan que nuestra autoestima caiga en los suelos en vez de estar volando
por los aires; tan duros comentarios de los que seguimos pasando en lo que nos
forzamos a pensar que no era eso lo que quería decir, después de que un perdón
saliera por su boca. ¿Pero y de qué sirve un perdón entre tanto dolor ya
ocasionado? Un plato roto no se repara con una simple palabra. Pero es que no
se trata esta vez de un plato, si no de un corazón, que por bien o por mal,
siente.
Otro claro ejemplo es la relación de Melania y Trump como
bien dice la noticia “Melania Trump: y ahora, ¿qué?” (María Porcel, El País,
10/11/2020).
¿Cómo puede ser tan abstruso que un ``basta´´ salga de
nuestras bocas? Tal simples palabras con tan solo ocho letras y tanta
dificultad para repetirla. Necesitamos baños de agua fría, bofetadas de
realidad lo llamaría yo, para que nuestro cuerpo se frene, que nuestra mente
reaccione, que nuestro corazón, por muy duro y frío que parezca, deje de sentir
por un momento, para así llegar a conseguir decir palabra tan sencilla como
esa.
Al final, resulta que sí es cierto que el amor nos ciega
por completo. Deberíamos anteponernos ante unas simples mariposas por muy
bonitas que sean. ¿Por qué de que nos sirve quedarnos ciegos sin poder
contemplar lo bonitos que somos nosotros mismos? Deberíamos decirnos más te quiero, dándole
tanta importancia como escucharlo de la boca de otro para ti.
TODD, Anna (2014). “After aquí empieza todo”. Estados Unidos: editorial Planeta.
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